Vamos a enfocar el mensaje en la
ilusión que esta atrás de
"¿ME
QUIERE?"
Muchas veces no vemos lo más evidente. Irónico, pero así es, así
lo elegimos. Y con esa optativa ceguera generamos nuestra propia frustración y
por nuestro propio gusto. En miles de ocasiones he escuchado — frases como
estas:
Es que... ¿por qué no me ha hablado?
¿Por qué yo soy quien siempre le tiene que hablar primero? ¿Por
qué siempre me cancela?
¿Seré importante o no para ella (él)? ¿Por qué cambia de planes
tan fácilmente?
¿Me amará como yo le amo a ella (él)? ¿Y por qué a mí no me
invita?
¿Me querrá o solo me está utilizando?... etc., etc., etc.
Y por querer encontrar la respuesta a estas preguntas,
decidimos lanzarnos cual clavadista en la Quebrada , hacia donde creemos que está, en lo más
profundo de la emociones y sentimientos de la otra persona, para averiguar,
para esclarecer, para demostrar el injusto trato que creemos se nos da en virtud
de como tratamos a aquella persona y que por justicia y equidad nuestro ego nos
hace reclamar en merecimiento. ¡Cuánto dolor se genera en este juego
psicológico y para colmo por propia voluntad! Queremos buscar la respuesta en
lo profundo de la otra persona, cuando la respuesta resplandece en lo más
superficial, en sus actos, donde lo que quieres saber ya te lo dijo.
Cada vez que alguien me pregunta qué hacer para llegar a la
respuesta que buscan con sus preguntas, veo el enorme impacto que se suele manifestar
en sus rostros cuando les digo: “Pero si ¡ya te lo dijo! ¿Qué más quieres saber
si tus preguntas ha sido respondidas claramente desde antes de que las hubieras
planteado? No hay nada oculto aquí, no mucho más que preguntar, la respuesta la
tienes ante ti y de manera abrumadora. Ya te lo dijo con sus evidentes actos.
Lo que pasa es que quizá no te guste esa respuesta, aunque sea la verdadera, y
vas a buscar otras respuestas que se adapten a tu favor. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Emerson dijo
alguna ocasión: “Grita tan fuerte tu
actitud que no escucho lo que me dices”, a lo que yo le agregaría: “...y aún así hay gente que prefiere sufrir
escuchando lo que le dicen, incluso sabiendo que no es verdad ante lo
apabullante de los actos”.
Analicemos ejemplo. Cuando queremos demasiado a alguien y se
lo demostramos con hechos y con palabras, y ese alguien no nos llama ni nos
procura en absoluto... ¿no está quedando claro ya el mensaje desde ahí? Por la
necedad de nuestro ego en querer ver solo lo que queremos ver, de inmediato
surge la necesidad de hablarle a esa persona para preguntarle si nos quiere o
no, como si sólo las palabras comunicaran el mensaje. ¡Los actos comunican con
más fuerza y con más veracidad! Pero no los queremos ver. Son muy dolorosos
para observarlos. Rompen nuestra expectativa y en lugar de sanarnos con la
verdad, elegimos seguir enfermando nuestra alma queriendo ver una ilusión de
óptica fabricada por nosotros mismos. Esta es una de las razones por las cuales
los terapeutas siguen teniendo trabajo. Si alguien a quien procuras con
amor no te ha hablado en mucho tiempo y tu te preguntas si te quiere o no...,
con sus actos ¡ya te lo dijo!, y quizá desde hace mucho tiempo. No hay mucho
que investigar, pero no hay mucho que investigar tan solo si quieres vivir en
la verdad. De lo contrario, habrá mucho que indagar, ya que en la mentira nunca
se llega a nada que te de la sensación de haber concluido. Cuando se maneja la
mentira, al final de la conversación siempre queda ese resquemor que nos hace
sentir que algo falta por aclarar, y así, las conversaciones de un mismo punto
pueden alargarse por años.
Uno de los
más grandes errores de relación en el ser humano es enamorarse de una ilusión,
a tal grado, que nunca se ve la verdad por más evidente que esta sea. Y cuando
llega el momento donde se alcanza a ver la enorme distancia que existe entre la
ilusión y la verdad, entre lo falso y lo real, no se puede creer. Pero lo más
increíble es que esa misma distancia la haya generado ella (o él) misma(o). Así
de fantasiosa es la mente humana en muchas ocasiones. Y la única solución para
salir de este maléfico encanto autoprovocado es decidir enamorarse de la
verdad.
Con los comportamientos de alguien se abre majestuoso un canal de
comunicación de los más claros y llenos de verdad. ¿Qué más necesitas para
tomar una decisión? Si lo que quieres es información veraz que ayude a tu
determinación, pues ahí la tienes, con sus actos, ya te lo dijo. No hay nada de
qué hablar. Sin embargo, existe la otra opción. La opción de sufrir queriendo
que la otra persona sea como nosotros queremos que sea y hablar y hablar y
hablar para intentar lograrlo. Si algo he aprendido en mi propia vida con
sangre, dolor y lágrimas de hace muchos años, fue esto: la gente es como es
porque así es. Punto final. Y si intentamos cambiarla, hay dos opciones: que no
lo haga y aumente nuestra frustración al tiempo de sentirnos los más tontos por
intentarlo; o que logre cambiar pero siendo ese cambio en la enorme mayoría de
los casos, un cambio falso y pasajero. La identidad tiene resilencia. Tú
eliges.
Cuando aunque ya te lo dijo, tú insistes en querer conversar con
la persona para “aclarar las cosas” (aún cuando más claras ya no pueden estar),
muchos han (hemos) desarrollado un talento para esgrimir los más afilados
argumentos en pos de un acuerdo, de una negociación, y en varias ocasiones se
logra dicho acuerdo. Ahí, todo parece haber terminado en un final feliz con
aparente paz. Y sí, puede ser un final feliz, pero... falso, y como todo lo
falso, no dura. Aprende algo: cuando alguien te diga: “...está bien. Tienes
razón. Haré un esfuerzo por cambiar y haré lo que tú quieres”. Yo te pregunto:
¿Qué caso tiene ese cambio si no es natural, si no surgió “auténticamente” de
esa persona, si está haciendo un esfuerzo porque va en contra de su naturaleza?
Está actuando por darte gusto. Muy valioso de su parte el que quiera darte
gusto, pero... está actuando en contra de sí mismo y así no puede durar mucho
tiempo. No es él, no es ella. Tú sigues teniendo el poder para elegir: o te
quedas con la verdad, o te quedas con la falsedad pero que tanto te acomoda. Al
principio, esto puede sonar muy fuerte y confrontante, pero con el paso del
tiempo, con tu evolución espiritual, esto mismo resulta tan extraordinariamente
liberador. Saber la verdad libera, quererla saber dignifica.
“La serpiente puede cambiar de piel, pero nunca de naturaleza”.
El
comportamiento más natural es aquel que se hace sin el más mínimo esfuerzo, es
el más veraz, el más auténtico. Por ello, nunca le digas a una persona que haga
un gran esfuerzo por cambiar ya que entonces ese cambio corre el riesgo de ser
falso; mejor analiza si así como es la persona, tal cual, se acopla a tus
necesidades de afecto y amor. Si no, hay millones de seres humanos allá afuera
donde la posibilidad de que alguno empate contigo, existe formalmente. La mayor
limitante para lograr esto es que creas en aquel dicho de que “es mejor viejo conocido que nuevo por
conocer”. Creer en este dicho ha generado grandes males en la sociedad.
Mediante la creencia de que la otra persona vaya a cambiar algún
día, es que los humanos nos esperamos tanto y tanto tiempo viviendo en amargura
y frustración. La misma que generamos nosotros mismos por elegir esperar un
imposible. Aquí quiero ser dramáticamente tajante en algo: con el análisis que
presento en esta ocasión, no estoy negando la auténtica capacidad de cambio en
alguien, ¡no en absoluto!, eso sería negar el mismísimo sentido de mi
vida Yo creo en la capacidad de cambio de las personas. ¡Claro que creo!
Sin embargo, también sé, y bien lo sé, que existen personas que nunca van a
cambiar. De ellas estoy hablando en este análisis.
Mis sugerencias para que vivas una Nueva Conciencia de auténtico
amor en tus relaciones de pareja, de amistad, familiares y/o laborales son las
siguientes:
1. Aprende a querer a la gente tal como es.
Esta es una de las opciones más sanas que he conocido en mi vida. Aceptar a la
gente tal como es. Lo importante aquí es distinguir que eso no implica que las
quieras. Aceptar no es lo mismo que querer. Yo acepto que en mi ciudad haya
ladrones y criminales y no por eso los quiero. Sé que existen, lo acepto, pero
inmediatamente luego de aceptar que la gente sea tal como es, se abren otras
dos opciones: querer a esa persona aunque me haga sufrir (opción que no
recomiendo mucho), o dejar a esa persona en su propio camino y yo seguir por el
mío. Aquí no hay resentimientos, ni maltratos, ni cuentas por cobrar, ni nada
por el estilo. Es un sano acuerdo contigo mismo de dejar a
la otra persona por motivos más que evidentes. Por dignidad. Por salud. Por
amor. Y para lograr esto...
2. Analiza qué es lo que quieres realmente,
vivir en lo falso o en la verdad. Sin duda hay gente que elige lo primero y es
tan respetable como lo segundo. Lo falso puede ser hermoso y por un buen
lapso de tiempo, pero llega el día en que esa hermosura se desvanece, llega el
momento en que te das cuenta de que fue un embuste. Mientras más tarde elijas
darte cuenta, más grande será tu dolor. Apúrate a elegir darte cuenta de que ya
te lo dijo y actúa en consecuencia.
3. Actúa en consecuencia. Cuando uno
descubre la verdad, no es recomendable seguir creyendo en la fantasía (aunque
se puede por necedad). Eso genera enfermedad física y mental. Para mí, el
actuar en consecuencia significa ya no esperar, liberarte, ser tú sin pena ni
gloria. Aquí una gran pregunta: ¿Qué caso tiene querer a alguien que de
antemano y con toda certeza ya sabes que no te quiere, ya te lo dijo? Esta pregunta
me la he hecho tantas veces. Sé que podría ser un amor muy sublimado a
platónico, pero en esta ocasión estoy hablando en la simple dimensión de una
vida de pareja o amistad en el común de los mortales. Aquí no aplica el querer
a alguien que sabes que no te quiere. Eso es sufrir por elección propia. Una
vez que actúas en consecuencia a lo que descubriste...
4. Alégrate inmensamente por el hallazgo.
Cuando descubres la verdad, cuando te elevas por sobre el fingimiento, hay dos
opciones: deprimirte amargamente porque las cosas no fueron como tú pensabas
que eran, o alegrarte inmensamente por el hallazgo y saber que a partir de ese
instante ya conoces lo que tu corazón verdaderamente necesitaba para seguir su
pacífico camino de crecimiento y amor. Te juro que esta diferencia radica en
una mera elección. ¡Tienes el poder para elegir! Por más doloroso que sea el
desengaño, así mismo es de fortalecedor el saber que a partir de hoy puedes
caminar por la verdad. Créeme en esto por favor, es motivo de una inmensa
alegría, más de la que te imaginas, el desengañarte y así recobrar las fuerzas
para seguir por tu camino. Saber la verdad libera, elegir verla dignifica. Y
así, alegremente...
5. Sigue tu propio camino. Sin la menor
duda ¡algo bueno te espera! Alguien siendo natural te espera allá afuera con
una forma de ser que empatará perfecto con lo que buscas y crees merecer. El
tiempo que llevo en este planeta ha sido ya el suficiente para percatarme de
una dichosa verdad en la que están envueltos los humanos y te la diré: cada vez
que creas haber perdido algo es porque en verdad se te ascendió hacia algo
superior y tuvo que suceder un lógico desprendimiento. No se suele ascender en
bloque, la evolución es personal. ¡Siempre pasa así! ¡Siempre! Lo que sigue en
tu vida, luego de conocer la verdad y actuar en consecuencia siguiendo
alegremente por tu propio camino, siempre es dicha y fortuna. ¡Siempre!
Lo mejor que podemos hacer por aquella persona que ya te lo dijo,
es enviarle nuestro amor “mentalmente” y en forma amable cada quien seguir con
su propia leyenda personal no intercalable. La tentación de regresar al
tormentoso camino conjunto estará por todo el tiempo que tú decidas, el mismo
tiempo que decidas ir caminando hacia delante pero viendo para atrás. Por eso
es tan metafóricamente poderosa aquella historia bíblica donde se les advirtió
a quienes serían liberados que no voltearan hacia atrás, de lo contrario
quedarían convertidos en estatuas de arena. Así, viendo hacia atrás, se detiene
de inmediato el avance, se suspende la liberación, se paraliza el progreso, se
elimina el movimiento que es la esencia de la vida. ¿Ahora entiendes por qué se
transforman en estatuas los que miran hacia atrás cuando van hacia delante? Es
una metáfora muy esclarecedora. Pero si eliges caminar hacia delante viendo en
esa misma dirección (sin duda otra elección que puedes hacer en cualquier
momento) verás que todo desengaño resulta en un hermoso proceso de purificación
que ayuda a tu alma a seguir avanzando. Decide seguir avanzando dejando atrás
lo que precisamente detrás debe quedar para así dar espacio en tu corazón hacia
lo que viene. Aunque parezca increíble para muchos, vivimos en un mundo
perfecto donde las imperfecciones en la vida de relación, son parte del plan
perfecto que hay para nuestra evolución, siempre y cuando aprendamos a dejar ir
para poder tomar la siguiente prueba que nos lleva al siguiente nivel.
Saber lo que hemos compartido hoy, alegra el corazón frente a
cualquier desdicha. Saber que no hay gran necesidad de hablar para saber algo
cuando alguien ya te lo dijo con sus actos, nos ahorra el desgaste de una fútil
conversación. Salir de las tinieblas de la incertidumbre es una opción que
podemos elegir y que nos dirige siempre hacia la luz, donde la alegría del
hallazgo de la verdad siempre termina su historia en una gran...emoción por
existir.
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