Para cambiarnos
verdaderamente tenemos que comenzar cambiar irremediablemente nuestra conducta
interna, es decir, nuestros estados emocionales, sentimentales y mentales,
transformando cada deseo en voluntad consciente. Y para hacer esto, ¿Que es
necesario? - Eliminar dentro de nosotros mismos los defectos psicológicos,
estudiando y comprendiendo cada uno dentro de los 49 niveles de manifestación
mental. Y para esto se necesita de la voluntad de hierro. Aquella voluntad
incansable de luchar contra el sí mismo. Siempre y siempre contra el sí mismo,
sin perjudicar a los demás. Debemos desenvolver la fuerza para reconocer el
cuánto somos flojos para este trabajo y así buscar el anhelo más profundo de
cambio hacia la oportunidad que tenemos de vencer a nosotros mismos, sin que
nos derrotamos, sin que nos entreguemos al fracaso y al desanimo y a la pereza.
Ciertamente que estas son fuerzas que van siempre de encuentro a nuestra
voluntad. Si nosotros poseemos la voluntad de hierro podremos debilitar las con
la constancia, sino acabaremos víctimas de nuestra propia negligencia y
justificativa mental. "Voy a dejar lo para mañana hoy estoy muy
cansado." "Soy un flojo y por lo tanto no voy a lograrlo."
Ciertamente que justificativas cómo estas nos estacan en el camino y acaba que
nos entreguemos antes de comenzar.
Debemos crear
dentro de nosotros mismos la voluntad para servir a los demás sin esperar
recompensa. La voluntad para ayudar a quién necesita sin discriminación alguna.
La voluntad para vivir en sociedad con solidaridad y fraternidad. La voluntad
para vencer a nosotros mismos en circunstancias cruciales de nuestras vidas. El
bien de la verdad, por terminar dentro de nosotros mismos estos elementos
indeseables y perjudiciales ya que no poseemos la voluntad para crear o
modificar las circunstancias en nuestra vida. Se puede notar que un borracho
siempre estará en vuelto con las bebidas y las circunstancias que le rodeen,
alcoholismo, enfermedades, peleas familiares, desajustes psicológicos, etc. Una
prostituta estará involucrada con antros de prostitución, gigolós,
homosexuales, heterosexuales, infrasexuales, y con ella todas las
circunstancias que les rodean, tal cómo enfermedades venéreas, AIDS, etc. Un
asesino o ladrón estará siempre envuelto con la prisión y etc. Todo esto sigue
bajo la ley de afinidades psicológicas. Es decir, un ladrón estará siempre
junto con otros ladrones pudiendo ser dentro o fuera de la prisión. Un borracho
estará siempre en un bar junto con otros borrachos. Un viciado estará siempre
junto con otros viciados y drogadictos y así poco a poco la humanidad va
formando sus grupos étnicos. Las personas, es decir, nosotros mismos nos
agrupamos por afinidades psicológicas, pero también existen otras leyes que nos
rigen y que hacen con que nos agrupemos así.
Sin embargo podemos
afirmar que si realmente anhelamos y profundamente trabajamos podremos cambiar
las circunstancias en nuestras vidas. Si por ejemplo, un borracho trabaja sobre
sí mismo y resuelve de una vez eliminar el vicio de la bebida, comienza
entonces a cambiar y a determinar algunas circunstancias en su vida. Si
realmente deja de beber, luego no estará más en alrededor de amigos borrachos o
en un bar. Podrá entonces atraer para sí otras personas las cuales les traerán
nuevas circunstancias en su vida. Si una prostituta deja de una vez la
prostitución y pasa a tener una vida social normal luego atraerá para sí nuevas
circunstancias en su vida. Si el ladrón deja de robar también podrá crear otras
circunstancias en su vida y así sucesivamente. Con cuanto estos todavía son
pequeños ejemplos de cambio aún superficiales. El cambio y la voluntad los
cuales me refiero en este texto tiene haber con algo de aspectos de estos
ejemplos. Una persona que aún esté en estas condiciones o esté envuelto en
algún vicio tal cómo el cigarrillo, lo mínimo que podría hacer es dejar de lado
estas cosas y comenzar a trabajar inmediatamente sobre estos vicios, si
realmente anhela éste cambio. Jamás debemos hacer algo por sentirnos obligados
o presionados y sí por sentirnos libres.
No queremos
forzar a nadie a ésta cambio, apenas los orientamos en el sentido de que sin
éste cambio estará todo perdido. Todos nosotros tenemos el "libre
albedrío" aún que limitado para escoger lo que queremos hacer de nuestras
vidas. O cambiamos o continuamos tal cómo somos. El verdadero libre albedrío
solo lo conseguiremos el día que nos hagamos libres de nosotros mismos.
Mientras exista el yo, el mi mismo, el sí mismo, mío y tuyo no existirá la
verdadera libertad.
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