LIMPIEZA INTERIOR
Estaba necesitando hacer una limpieza en mí:
tirar algunos pensamientos indeseados, lavar algunos tesoros que estaban medios
oxidados.
Entonces saqué del fondo de las gavetas
recuerdos que no uso y no quiero más.
Tiré afuera algunos sueños, algunas
ilusiones. Papeles de presenté que nunca usé, sonrisas que nunca regalé.
Tiré afuera la rabia y el rencor de las
flores marchitas que estaban dentro de un libro que nunca leí.
Miré para mis sonrisas futuras y mis alegrías
pretendidas y las coloqué en una caja, bien ordenaditas.
Saqué todo de adentro del armario y lo fui
tirando al suelo: pasiones escondidas, deseos reprimidos, palabras horribles
que nunca hubiera querido decir, heridas de un amigo, recuerdos de un día
triste.
Y también encontré otras cosas... ¡y muy
bellas!: un pajarito cantando en mi ventana, aquella luna color de plata, el
poner del sol.
Me fui encantando y distrayendo, mirando cada
uno de aquellos recuerdos.
Me senté en el suelo para poder escoger.
Arrojé directo en el saco de la basura los restos de un amor que me hirió. Tomé
las palabras de rabia y dolor que estaban en el estante de encima, pues casi no
las uso, y las tiré afuera en el mismo instante.
Otras cosas que aún me hieren, las coloqué
aparte para después ver lo que haré con ellas, si las olvido o las envío al
basurero.
Era en aquella caja, en aquella gaveta en que
uno guarda todo lo que es más importante: el amor, la alegría, las sonrisas. La Fe para los momentos que más la
necesitamos.
Recogí con cariño el amor encontrado, doblé
ordenadito los deseos, coloqué perfume en la esperanza, pasé un pañito en el
estante de mis metas y las dejé a la vista para no olvidarlas.
J. Mario Meneses y Vega
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