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Bienvenidos aventureros digitales, en espacio de la gran red se encontraran con diversos temas y textos de interés, sobre todo relacionados con los temas de la vida y el esoterismo. Yo soy el que soy, Don Mario, su servidor. Estaré aquí para contestar sus preguntas, guiarlos por su camino y aconsejarlos en la vida.

miércoles, 16 de mayo de 2012





EL TEMPLO DE LA SABIDURIA



El techo del TEMPLO DE LA SABIDURÍA es sostenido por tres columnas que son: filosofía, ciencia y religión, si falta alguna el conocimiento es incompleto.

La filosofía nos explica el plan de evolución del espíritu y la materia contenidos en nuestro sistema solar.

La religión nos muestra el curso de la ordinaria evolución, indicándonos el método para abreviar dicho curso, de suerte que, por un esfuerzo consciente, adelantemos en mayor rectitud hacia la meta. La palabra religión debemos entenderla en todo su hondo significado, re-ligare (volver a juntar unir), por lo que debe entenderse como la vuelta hacia la casa del Padre, el retorno al Creador, y no se debe confundir con la separatividad que produce la intolerancia religiosa que tanto daño ha hecho a la humanidad por centurias.

La ciencia hace asequible el conocimiento por estudio e investigación, nos brinda los medios para comprender los fenómenos.

Al respecto debemos agregar que en esta búsqueda no es necesaria la fé ciega. En nuestro interior existen fuerzas latentes que una vez desarrolladas positivamente nos capacitan para ver y estudiar los mundos invisibles y descorrer el VELO DE ISIS.

Suele decirse que el hombre tiene un Alma, pero en realidad el hombre ES UN ALMA que tiene un cuerpo; o mejor dicho, varios cuerpos o vehículos, que son los instrumentos para manejarse en los diferentes mundos. Estos mundos no se encuentran en el espacio, separados, sino que están simultáneamente presentes AQUÍ Y AHORA, son las divisiones del aspecto sustancial de la naturaleza, los diferentes grados de densidad de las agregaciones de la materia.

El hombre tiene existencia en varios de dichos mundos, pero sólo es consciente en el inferior; aunque en estados de ensueño o de éxtasis tiene una vislumbre de los estados superiores. También durante el transito que llamamos muerte vivimos en dichos planos de la naturaleza esperando el tiempo de la nueva encarnación.

El hombre es de origen Divino, y tiene tras de sí una muy larga evolución de doble aspecto: el de la vida interna del Alma y el de su forma exterior, material. También tenemos una evolución futura, cuya meta está a nuestra vista, llena de promesas si sabemos transitar el camino. Esta evolución futura no está regida por la anarquía o el azar, sino que progresa bajo el gobierno de una JERARQUÍA perfectamente organizada, por lo que es imposible el definitivo fracaso y la eterna perdición, ni siquiera, de la entidad más insignificante. Depende de nuestro libre albedrío el tiempo que tardaremos y los obstáculos que encontraremos en el sendero, según los efectos de la ley del karma.

Del conocimiento de la actuación de esta Jerarquía, de los Maestros de Sabiduría, o como se los llama en oriente los Mahatmas, nace el deseo de cooperar con ellos, de servir a sus órdenes por humildes que sean nuestras facultades y condiciones. No nos debemos contentar con el lento caminar a través de eones de tiempo de evolución, pero debemos ser conscientes que para efectuar el mismo trabajo en menos tiempo será necesario determinados esfuerzos y algunos sacrificios. De ese modo se irá trascendiendo gradualmente hacia planos más elevados de conciencia, hasta que una vez liberado, el hombre se convierte en un inteligente cooperador del grandioso Plan evolutivo de todos los seres.

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