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viernes, 27 de abril de 2012




LOS TRES SENDEROS HACIA LA VERDAD


«El Sendero de la conciencia»

Hay tres senderos que conducen a la verdad. El primero es el sendero de la conciencia, el segundo el de la naturaleza, y el tercero el de la experiencia acumulada por generaciones anteriores que recibimos en forma de grandes obras maestras de todas las épocas. Desde tiempos inmemoriales el hombre y la humanidad han seguido estos tres senderos.

El primer sendero hacia la verdad, el sendero de la conciencia, es el seguido por los grandes místicos. Considera que la conciencia es la realidad mas inmediata para nosotros y es la clave del universo. Es algo que esta en nosotros, que Es nosotros. Y a través de todas las épocas los místicos han descubierto que las leyes de la conciencia humana contienen un aspecto que no se encuentra en las leyes que gobiernan el universo material.

Existe una cierta unidad dinámica en nuestra conciencia, en la que uno es al mismo tiempo muchos. Nos es posible tener simultáneamente diferentes pensamientos, ideas, asociaciones, imágenes, memorias e intuiciones que ocupan nuestra conciencia en fragmentos de minutos o de segundos, sin embargo esta multiplicidad constituirá aun una sola unidad dinámica. Por lo tanto las leyes de las matemáticas que son validas para el universo material y son una clave para su comprensión no serán validas en el campo de la conciencia, en el que dos y dos no son necesariamente cuatro. Los místicos encontraron también que las medidas de espacio, tiempo y peso, universalmente validas en la naturaleza y en todo el universo material, no son aplicables a la conciencia, en la que a veces unos pocos segundos parecen horas o viceversa.

Nuestra conciencia no esta en el espacio y por lo tanto no puede ser medida en términos espaciales. Tiene su propio tiempo que frecuentemente es la atemporalidad, por lo que las medidas temporales no pueden aplicarse a la verdad alcanzada por este sendero. Los grandes místicos descubrieron que la conciencia humana, además de ser la realidad mas inmediata e interior para nosotros, es al mismo tiempo nuestra fuente mas cercana de energía, armonía y conocimiento. El sendero de la verdad que conduce a la conciencia a través de ella produjo las grandes enseñanzas de la humanidad, las grandes intuiciones y las grandes obras maestras a través de todas las épocas. Tal es entonces el primer sendero hacia la verdad o la primera fuente de ella, como las tradiciones esenias la comprenden y la interpretan.

Desafortunadamente las magníficas intuiciones originales frecuentemente pierden su vitalidad en el transcurso de las generaciones, y muy frecuentemente sus valores se petrifican en instituciones y jerarquías organizadas. Las intenciones puras son ahogadas por las arenas del tiempo, y eventualmente tienen que ser desenterradas por los buscadores de la verdad capaces de penetrar en sus esencias.

Otro peligro es el de que las personas que siguen este sendero - el sendero de la conciencia - hacia la verdad, pueden caer en exageraciones. Llegan a pensar que este es el único sendero hacia la verdad y desprecian los demás. Muy frecuentemente, también, aplican las leyes específicas de la conciencia humana al universo material en el que carecen de validez, e ignoran las leyes propias de esta ultima esfera. El místico a menudo se crea a si mismo un universo artificial, cada vez mas alejado de la realidad, hasta que termina por vivir en una torre de marfil, con lo que pierde contacto con la realidad y con la vida.

«El Sendero de la Naturaleza»

El segundo de los tres senderos es el sendero de la naturaleza. Mientras el primer sendero, el de la conciencia, comienza en el interior y desde ahí penetra en la totalidad de las cosas, el segundo sendero toma el camino opuesto. Su punto de partida es el mundo externo. Es el sendero del científico, y ha sido seguido en todas las épocas por la experiencia y la experimentación, por el uso de los métodos inductivo y deductivo. El científico, al trabajar con medidas exactas, mide todo en el espacio y en el tiempo, y hace todas las correlaciones posibles.

Con el telescopio penetra en el remoto espacio cósmico, en los diversos sistemas solares y galácticos; por medio del análisis del espectro mide los elementos que constituyen los diferentes planetas en el espacio cósmico y por el calculo matemático predice los movimientos de los cuerpos celestes. Al aplicar la ley de causa y efecto, el científico establece una larga cadena de causas y efectos que le ayudan a explicar y a medir el universo y la vida.

Pero el científico como el místico, cae algunas veces en exageraciones. Aunque la ciencia ha transformado la vida de la humanidad y ha creado grandes valores para el hombre en todas las épocas, no ha podido encontrar una satisfacción completa en la solución final de los problemas de la existencia. El científico tiene una larga cadena de causas y efectos asegurada en todos sus eslabones, pero no tiene idea de que hacer con el extremo de la cadena. No tiene un punto fijo al que asegurar la cadena, y así por el sendero hacia la verdad a través de la naturaleza y el universo es incapaz de dar respuesta alas grandes preguntas relativas al principio y al fin de las cosas.

Los más grandes científicos reconocen que en el campo metafísico mas allá de la cadena científica hay algo mas - que continua en el extremo de la cadena. No obstante, hay científicos dogmáticos que niegan cualquier otro enfoque de la verdad que el suyo, que rehúsan atribuir realidad a los hechos y los fenómenos que no se ajustan a sus categorías y clasificaciones.

El sendero hacia la verdad a través de la naturaleza no es el del científico dogmático, así como el primer sendero no es el del místico unilateral. La naturaleza es un gran libro abierto en el que puede encontrarse todo, si aprendemos a extraer de el la inspiración que ha dado a los grandes pensadores de todas las épocas. Si aprendemos su lenguaje, la naturaleza nos revelará todas las leyes de la vida y del universo. Es por esta razón que todos los grandes maestros de la humanidad se retiraron a la naturaleza - Zaratustra y Moisés a la montaña, Buda al bosque, Jesús al desierto - y siguieron así este segundo sendero al igual que el de la conciencia. Los dos senderos no se contradicen, sino que se complementan el uno al otro armoniosamente en el conocimiento pleno de las leyes de ambos. Fue así como los grandes maestros alcanzaron verdades maravillosas y profundas que han dado inspiración a millones a través de los milenios.

«El Sendero de la Cultura»

El tercer sendero hacia la verdad, es el de la sabiduría, el conocimiento y la experiencia adquiridos por los grandes pensadores de todas las épocas y transmitido a nosotros en forma de grandes enseñanzas, los grandes libros y las escrituras sagradas, y las obras maestras de la literatura universal que juntos forman lo que hoy llamaríamos la cultura universal. En breve, nuestro enfoque de la verdad es triple: a través de la conciencia, la naturaleza y la cultura. En los capítulos siguientes seguiremos el tercer sendero hacia la verdad y examinaremos una parte de uno de los grandes libros sagrados - el Antiguo Testamento - tomando los capítulos iniciales del Libro del Génesis, que narra la historia de la creación.

Hay diferentes formas de estudiar estos grandes libros de la humanidad. Una - la de los teólogos y de las iglesias organizadas - es la de considerar cada texto literalmente. Esta es la forma dogmática que es el resultado de un prolongado proceso de petrificación, por el que las verdades son transformadas en dogmas.

Cuando el teólogo sigue este fácil pero unilateral sendero, se tropieza con interminables contradicciones y complicaciones, y llega a una conclusión muy alejada de la verdad como la del científico dogmático que los rechaza como totalmente carentes de valor y sin validez alguna. Los enfoques del teólogo dogmático y del científico exclusivista representan dos extremos.

Un tercer error es el de creer, como lo hacen ciertos simbolistas, que estos libros poseen únicamente un contenido simbó1ico y no son otra cosa que parábolas. Con su forma particular de exageración estos simbolistas hacen miles de diferentes y bastante contradictorias interpretaciones de los grandes textos. El espíritu de las tradiciones esenias se opone a estas formas de interpretar los grandes libros de la humanidad y sigue un enfoque enteramente diferente.

El método esenio de interpretación de estos libros es, por una parte, el de ponerlos en correlación armoniosa con las leyes de la conciencia humana y de la naturaleza, y por el otro, considerar los hechos y las circunstancias de la época y el ambiente en que fueron escritos. Este enfoque toma también en cuenta el grado de evolución y de comprensión de las personas a las cuales el maestro particular dirigía su mensaje.

Como todos los grandes maestros han tenido que adaptar su enseñanza al nivel de su audiencia, encontraron necesario formular una enseñanza tanto exotérica como esotérica. El mensaje exotérico era comprensible a las personas en general y se expresaba en términos de diversas reglas, formulas y rituales correspondientes a las necesidades básicas de los pueblos y de la época en cuestión. Paralelas a esta, la enseñanza esotérica comprendía la expresión completa y perfecta de la verdad para beneficio de aquellos pocos en cada periodo que estaban 1o suficientemente avanzados para recibir la totalidad. Estas enseñanzas esotéricas han sobrevivido a través de los tiempos parcialmente como tradiciones secretas y parcialmente como tradiciones vivientes no escritas, libres de forma, rituales, reglas o dogmas, yen todas las épocas han sido mantenidas vivas y han sido practicadas por una pequeña minoría.

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