DECALOGO
DE SABER ENVEJECER
Cuidarás tu presentación día a día.
Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida! El peinado,
la ropa, todo atractivo, oliendo a limpio y a buen gusto. EL buen gusto es
gratuito, no cuesta nada. Que al verte se alegren tu espejo y los ojos de los
demás.
No te encerrarás en tu casa ni en tu
habitación. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Saldrás a la
calle y al campo de paseo. El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se
enmohece. Sigue adentro…
Amarás el ejercicio físico como a ti
mismo. Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa, por
lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono, cualquier
movimiento que te despegue de la cama y del sillón. Contra inercia, diligencia.
No hablarás de tu vejez ni te
quejarás de tus achaques. Acabarás por creerte más viejo, más viejo y enfermo
de lo que en realidad estás. Y te harán el vacío. A la gente no le gusta oír
historias de hospital. Cuando te pregunten: ¿Cómo estás?, contestarás que
"divinamente".
Cultivarás el optimismo sobre todas
las cosas. Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo en los juicios, de buen humor
en las palabras, alegre de rostro, amable en los ademanes. Se tiene la edad que
se ejerce. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. El corazón
no envejece, el cuerpo es el que se arruga.
Tratarás de ser útil a ti mismo y a
los demás. No eres un parásito ni una rama desgajada del árbol de la vida.
Bástate hasta donde sea posible. Y ayuda, ayuda con una sonrisa, un consejo, un
servicio. Al abrirte a los demás, dejarás de estar pensando en un
"yo" angustiado y solitario. Sólo cuando se abre la nuez aparece la
almendra.
Trabajarás con tus manos y tu mente.
El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actitud laboral, intelectual,
artística. Haz algo, lo que sea y lo que puedas. Una ocupación artesanal, un
rato de lectura, un trozo amable de TV, la música... La bendición del trabajo
es medicina para todos los males.
Mantendrás vivas y cordiales las
relaciones humanas. Desde luego las que se anudan en el hogar, integrándote a
todos los miembros de la familia. Ahí tienes la oportunidad de convivir con
niños, jóvenes y adultos, el perfecto muestrario de la vida. Luego ensancharás
tu corazón a los amigos, con tal que los amigos no sean exclusivamente unos
viejos como tú. Huye del bazar de las antigüedades.
No pensarás que "todo tiempo pasado fue mejor". Deja de estar condenando
tu mundo y maldiciendo tu momento. No digas a cada palabra "las cosas andan mal, allá en mi tiempo... “Positivo siempre, negativo jamás".El anciano
debiera ser como la luna, un cuerpo opaco destinado a dar luz.
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