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Bienvenidos aventureros digitales, en espacio de la gran red se encontraran con diversos temas y textos de interés, sobre todo relacionados con los temas de la vida y el esoterismo. Yo soy el que soy, Don Mario, su servidor. Estaré aquí para contestar sus preguntas, guiarlos por su camino y aconsejarlos en la vida.

miércoles, 25 de abril de 2012






LA CONCIENCIA



Todo lo que hacemos, decimos, pensamos, sentimos, no va a la nada, sino que queda dentro de nosotros, en nuestra persona. Por eso, en el presente, seguimos siendo responsables de todo nuestro pasado, para el bien o para el mal Todo nos queda en el inconsciente en ese inmenso océano que todos los científicos han queri­do y siguen deseando surcar y bucear profundamente para someterlo a la medición de la ciencia, pero que siempre se les escapa sin poder medirlo y, al mismo tiempo, sin poder demostrar su irrealidad. Todo queda dentro de nosotros, incluso aunque no nos demos cuenta de ello. Todos los secretos de nuestras existencias más celosa­mente guardados en nuestro interior, está en nuestra conciencia, formando parte de nuestro ser actual. Seguramente. Muchas veces. Habrás dicho en tu interior: ¿Cómo es que hago lo que no quiero hacer? No eres tú el primero en detectar en ti mismo la dificultad de semejante situación. Muchas veces habremos dicho, con palabras o en silencio, ¡cómo me habrá pasado semejante cosa! Nuestra vida almacena muchísi­mos matices, bastantes más de los que pensamos. Sólo hay un modo posible de cambiar de verdad nuestra vida del pasado, progre­sando en el presente, abriéndonos a la obra de Jesús, desde nuestra libertad. Jesús lo que intenta, con toda su vida, es ayudar al hombre a ser el hombre que Dios quiere. El más empeñado en que el hombre llegue a la plenitud de persona humana es el mismo Dios. No te mientas nunca a ti mismo. Enriquece tu verdadera existencia viviendo en Cristo todo el plan de la creación del Padre. Todo debe ir en la dirección de tu verdadero progreso hasta alcanzar la plenitud que el mismísimo Dios te donará el día de tu encarnación. Tal vez no estés muy de acuerdo con muchas cosas de tu vida. Eso se debe a que no ha vivido correctamente tu "religiosidad". Si es así, todavía estás a tiempo para descubrir el sentido verdadero de la Doctrina Espirita. Pero tiene que dar un vuelco total a tu relación con Dios. Quizás tu equivocación esté en que das muchas cosas a Dios: dinero, velas, sacrificios, demasiados golpes de pecho, magia de todo tipo, misas del diablo, supersticiones, y un sin fin de cosas ra­ras. Dios no quiere absolutamente nada de eso que le estás dando. Dios no quiere de ti cosa alguna, te quiere a ti mismo. Dios tiene todo lo bueno, no necesita absolutamente nada de todo cuanto existe. Dios lo único que quiere es que te abras a Él, porque quiere llenar tu ser de todo lo bueno. Dios solo puede entrar en ti si tú le abres tu ser, tu vida. La verdadera Doctrina no consiste en dar cosas a Dios, sino recibirlo de Dios y esparcirlo por la humanidad. Mima tu conciencia, hazle mucho caso cuando te marca el bien, cultívala de verdad, porque ciertamente es Luz de Dios verdadero. Examina bien tu circunstancia, en la encar­nación tu conciencia se abrirá en ti con todo su contenido. Te verás a ti mismo con la Luz de Dios, será un abrazo de plenitud amorosa. La claridad de la conciencia coincide con tu madurez. La madurez pide tranquilidad de toda la existencia personal. Es una época muy buena para dejar dormir tranquilo a los ojos, al corazón y a la mente. Que sean tus ojos, de verdad, las ventanas de un alma llena de felicidad y paz. No te olvides, ese presente maduro es el mejor lugar y tiempo para abrirse a la sobreabundancia de la gracia de Dios.

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