El cerebro detecta más rápido la felicidad que la tristeza
En cada ensayo se presentaban a la vez dos rostros con diferente expresión emocional en una pantalla de un ordenador. Foto: P. Ekman y W.V. Friesen.
Los investigadores trabajaron con 80 estudiantes de psicología (65 mujeres y 15 hombres) para analizar las diferencias entre sus hemisferios cerebrales con la técnica de “campo visual dividido”, que se basa en las propiedades anatómicas del sistema visual
“La novedad del trabajo radica en que esta práctica garantiza que la información vaya a parar a un hemisferio cerebral u otro”, explica a SINC J. Antonio Aznar-Casanova, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad de Barcelona (UB).
Los resultados, publicados en el último número de la revista Laterality, muestran que el hemisferio derecho rinde mejor en el procesamiento de las emociones. “Sin embargo, esta ventaja parece ser más evidente cuando se trata de procesar rostros felices y sorprendidos que tristes y miedosos”, puntualiza el investigador.
“Las expresiones positivas o de acercamiento se perciben de forma más rápida y precisa que las negativas y de retraimiento. Así que la alegría y la sorpresa se procesan antes que la tristeza y el miedo”, señala Aznar-Casanova.
Las dos caras del cerebro
Esta investigación completa los estudios previos que ya habían señalado asimetrías cerebrales en el procesamiento de las emociones, y enriquece un debate internacional en el campo de la neurociencia cognitivo-afectiva: ¿cómo definir el modo exacto en que los seres humanos procesamos estas expresiones en rostros?
Las personas realizan deducciones sobre los rasgos de los rostros. “Estas inferencias pueden tener una gran influencia sobre un resultado electoral o una condena en un juicio, y han sido previamente estudiadas en campos como la criminología o la pseudo-ciencia de la fisiognomía”, subraya a SINC el neurocientífico.
En la actualidad, dos teorías “compiten” por explicar el patrón de asimetría cerebral en el procesamiento de emociones. La más antigua postula la dominancia del hemisferio derecho para el procesamiento de las emociones. La segunda se basa en la hipótesis del acercamiento-retraimiento, y considera que el patrón de asimetría cerebral depende del la emoción, es decir, que cada hemisferio procesa mejor ciertas emociones (el derecho, de retraimiento y el izquierdo, de acercamiento).
“Hoy en día disponemos de evidencias científicas a favor de las dos teorías, pero hay cierto consenso a favor de la lateralización de la experiencia emocional tal y como predice la hipótesis del acercamiento-retraimiento”, concluye Aznar-Casanova.
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