Valores Humanos para compartir
/ Paz
En su
forma más pura, la paz es
silencio interno lleno del poder de la verdad.
La paz es la principal característica de una
“sociedad civilizada” y el carácter de esta sociedad
puede verse a través de la conciencia colectiva
de sus miembros.
silencio interno lleno del poder de la verdad.
La paz es la principal característica de una
“sociedad civilizada” y el carácter de esta sociedad
puede verse a través de la conciencia colectiva
de sus miembros.
El reto que se le plantea a la paz se presenta normalmente con la pregunta: “¿Son los seres humanos por naturaleza violentos o no violentos?” Si la respuesta es que son violentos, entonces el concepto de paz deja de tener sentido. La paz se ha convertido en algo tan utópico que la gente ha comenzado a cuestionar su existencia. La paz de la mente se ha convertido en un cliché popular, pero, ¿qué significa?
¿Qué es la paz?
La paz es energía, una energía cualitativa que emana constantemente de la única Fuente eterna. Es una fuerza pura que penetra en el caparazón del caos y por su propia naturaleza, automáticamente pone a las personas y las cosas en un orden equilibrado. El propio ser contiene un depósito de recursos vitales, uno de los cuales es la paz. Reconocer que la cualidad original del alma humana es la paz , significa dejar de buscarla en el exterior. Mediante la conexión con la única Fuente eterna e ilimitada de paz, nuestros propios recursos desbordan con fortaleza silenciosa. La paz, en su forma más pura, es silencio interno lleno del poder de la verdad.
La paz es energía, una energía cualitativa que emana constantemente de la única Fuente eterna. Es una fuerza pura que penetra en el caparazón del caos y por su propia naturaleza, automáticamente pone a las personas y las cosas en un orden equilibrado. El propio ser contiene un depósito de recursos vitales, uno de los cuales es la paz. Reconocer que la cualidad original del alma humana es la paz , significa dejar de buscarla en el exterior. Mediante la conexión con la única Fuente eterna e ilimitada de paz, nuestros propios recursos desbordan con fortaleza silenciosa. La paz, en su forma más pura, es silencio interno lleno del poder de la verdad.
La
paz está compuesta de pensamientos puros, sentimientos puros y buenos deseos.
Cuando las energías del pensamiento, de la palabra y de la acción están en
equilibrio, estables y libres de violencia, la persona está en paz consigo
misma, con sus relaciones y con el mundo. Ejercitar el poder de la paz abarca el
principio fundamental de la espiritualidad: mirar hacia adentro para después
mirar hacia fuera con valor, determinación y propósito. El primer paso en este
proceso requiere un examen cuidadoso de los propios pensamientos, sentimientos y
motivaciones. Al abrir la ventana del ser interno, las personas pueden
clarificar y determinar las actitudes y patrones de conducta que son
destructivos y que causan caos e intranquilidad .
Cómo comienza la falta de paz
En un momento dado, las personas dicen que desean tener paz en la mente y al momento siguiente dicen cosas hirientes. Los chismes inútiles esparcen la intranquilidad, al igual que lo hace la ira. La falta de paz comienza con unos pocos pensamientos de ira, contundentes, que después se expresan en palabras, y en algunos casos se intensifican hasta alcanzar proporciones incontrolables de violencia.
En un momento dado, las personas dicen que desean tener paz en la mente y al momento siguiente dicen cosas hirientes. Los chismes inútiles esparcen la intranquilidad, al igual que lo hace la ira. La falta de paz comienza con unos pocos pensamientos de ira, contundentes, que después se expresan en palabras, y en algunos casos se intensifican hasta alcanzar proporciones incontrolables de violencia.
La
gente dice que quiere paz en el mundo, pero ¿qué clase de paz desea? La gente
pide la paz, pero ¿quién es responsable de la paz? ¿Puede ser un instrumento
para la paz aquel que permanece intranquilo? La autenticidad de la acción
depende de la autenticidad de la persona. Actualmente, los políticos se dedican
a establecer, promover y resguardar la paz. Se invierte una tremenda cantidad de
recursos humanos e investigaciones para restablecer la paz en el mundo. Incluso
se otorgan premios a los que hacen una labor por la paz. Se ha enfatizado el
valor de la paz precisamente por la gran falta de paz que existe, la cual se ha
infiltrado en nuestra vida con mayor profundidad de lo que nos atrevemos a
admitir.
En
su forma más conocida, la falta de paz puede sentirse como estrés y presión
debido a las responsabilidades familiares, laborales, sociales y a otras
obligaciones. En su condición más grave, la intranquilidad se manifiesta en
colapsos, nervios , adicciones, abusos, crímenes, desequilibrios emocionales y
otros problemas psicosomáticos. Aunque la ciencia médica ha ayudado a aliviar
los síntomas del estrés y la psicología ha contribuido al entendimiento de la
psique, sigue existiendo una búsqueda genuina de una espiritualidad funcional y
capacitadora que pueda producir en el individuo un estado mental de calma y
relajación. Las cualidades internas y el poder del pensamiento de los seres
humanos se reconocen rápidamente como herramientas para tratar con el mundo y
con sus crecientes demandas. En el proceso de curación, se examina la salud
desde una perspectiva integral, asociando ambas energías: la física y la
espiritual. Aunque se goce de salud física, los recursos espirituales se
aprovechan con el fin de mejorar las habilidades personales y las relaciones
interpersonales.
La promesa de paz
La promesa de paz ofrece esperanza, pero como el mercurio, a veces parece resbaladiza y evasiva. Estamos en una encrucijada de la civilización humana. Por un lado, las cosas se están desintegrando con rapidez. Esto se manifiesta a través de las guerras, las contiendas, los disturbios, las limpiezas étnicas, etc. Sin embargo, por otro lado, una integración casi invisible que implica alternativas y nuevas posibilidades está uniendo las piezas. Restablecer la paz en el ámbito social, económico, político y otros aspectos de la sociedad supondrá contemplarla desde dos niveles: el externo y el interno. La educación para la paz, la resolución de conflictos y todas las iniciativas de paz deben tener en cuenta la conexión fundamental entre los individuos y la paz mundial. Los programas y proyectos deben destacar la paz individual, ofreciendo medios proactivos y prácticos para la consecución de la paz, comenzando por el primer paso: conocerse a uno mismo.
La promesa de paz ofrece esperanza, pero como el mercurio, a veces parece resbaladiza y evasiva. Estamos en una encrucijada de la civilización humana. Por un lado, las cosas se están desintegrando con rapidez. Esto se manifiesta a través de las guerras, las contiendas, los disturbios, las limpiezas étnicas, etc. Sin embargo, por otro lado, una integración casi invisible que implica alternativas y nuevas posibilidades está uniendo las piezas. Restablecer la paz en el ámbito social, económico, político y otros aspectos de la sociedad supondrá contemplarla desde dos niveles: el externo y el interno. La educación para la paz, la resolución de conflictos y todas las iniciativas de paz deben tener en cuenta la conexión fundamental entre los individuos y la paz mundial. Los programas y proyectos deben destacar la paz individual, ofreciendo medios proactivos y prácticos para la consecución de la paz, comenzando por el primer paso: conocerse a uno mismo.
La
paz es el cimiento, la base fundamental sobre la que se erige una sociedad sana
y funcional. La paz es la principal característica más destacada de una
“sociedad civilizada,” y el carácter de esta sociedad puede verse a través de la
conciencia colectiva de sus miembros. Una civilización puede ser el paraíso o el
infierno dependiendo de la conciencia de sus miembros. La conciencia crea la
cultura - sus normas, valores, y sistemas - y la conciencia puede transformar la
cultura.
Finalmente, cuando todas las
mentes estén orientadas y estabilizadas en la única Fuente de paz eterna y
sincronizadas en todo el mundo, el eco de la paz emitida desde el silencio
repetirá, “¡SE DECLARA LA PAZ MUNDIAL!”
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