La paz interior.
Uno de los objetivos más elevados en el viaje de la Página de la Vida
es conseguir transmitir las herramientas para alcanzar la paz; la paz interior,
“la paz que supera toda comprensión”.
Pero uno de nuestros primeros
descubrimientos cuando emprendemos el camino de la superación es la guerra que
mantenemos con nosotros mismos. Nos enfadamos por nuestros errores; estamos
resentidos por nuestras debilidades; nos resistimos a hacer realidad nuestras
aspiraciones más elevadas. Queremos progresar en todas las áreas de la vida,
pero no nos gusta su precio.
La resolución de estos conflictos
estriba en el discernimiento de “lo que es” y ello nos lleva ineludiblemente a
la Paz Interior.
La Paz Interior. Vivir conociendo esta
cualidad profunda, aunque sutil, es estar tan bien sintonizado con el poder
espiritual de la compasión y del amor que seamos contados entre los más próximos
a vivir la plenitud de sus posibilidades Divinas. Pero ¿qué es esta paz personal
e interior? Y ¿cómo podemos encontrarla?
La paz personal es ese sentido
interior, etéreo, de bienestar emocional y espiritual, esa tranquilidad profunda
que nos llega cuando somos capaces de desconectarnos de los pensamientos
inquietantes, inútiles o amenazantes, y alcanzar a comprender la realidad de “lo
que es”.
La paz personal subjetiva, pero muy
real, es el sentimiento bien fundado y de unión que tenemos cuando nos liberamos
de las preocupaciones, el sufrimiento, el dolor, el estrés y el miedo y somos
conscientes de las incontables maravillas que nos ofrece la vida.
La paz interior es el conocimiento de
que todo está bien, la compresión de que el Ser Universal lo tiene todo bajo
control, aun cuando nuestro mundo parezca a punto de explotar. Nos llega cuando
nos apartamos mental, emocional y espiritualmente, y a veces físicamente, de los
embrollos mundanos, de los conflictos o de nuestras responsabilidades mal
comprendidas.
La paz interior se convierte en una realidad cuando trasladamos
nuestro centro desde los problemas que no podemos resolver hasta una visión más
elevada de compresión del porque. Trascendemos. En este traslado, dejamos caer
la tristeza y las preocupaciones. La dicha que queda es la paz.
Si queremos recorrer con éxito el
camino que nos lleva a la paz interior, tendremos que desmontar algunos de los
obstáculos personales que nos atenazan; el miedo al futuro y las lamentaciones
por el pasado no son más que los primarios. El viaje completo a la paz interior
significa que también tenemos que superar los baches de la envidia, los desvíos
de la impaciencia, las calles sin salida de la terquedad y los puentes helados
de la rigidez. Pero debemos viajar. El viaje hacia la paz personal no se realiza
en un coche aparcado.
¿El camino de la paz? Pasa por la
meditación trascendental o la oración en meditación, que es una disciplina
olvidada y mal comprendida. La meditación en oración es una manera excelente de
desarrollar la conciencia aumentada en todas las áreas de la vida. Pero es
fundamental para alcanzar la paz interior y para conservarla.
Cuando nos atrapan las preocupaciones,
o las actitudes de ataque o defensa, estamos desertando, en la práctica, de
nuestras posibilidades de alcanzar ese bienestar. La persona que está bien no
está en casa. Por ejemplo, podemos estar conduciendo, rabiosos por el tráfico, y
perdernos por completo la hermosa puesta de sol. En lugar de verla, nos
centramos en escenas interiores de preocupación y de miedo.
La meditación y la meditación en
oración nos ayudan a trasladar nuestra atención al momento presente y al control
de nuestra mente y de nuestro espíritu. Nos vuelve a traer a casa. Podemos
soltar nuestras preocupaciones y estar abiertos y conscientes de la presencia
divina. No conocemos otro medio más eficaz para conseguir la paz interior.
Destinar un rato cada día a esta actividad será el mejor de los remedios para
todos los males que acechan al hombre actual.
Los avatares de la vida cotidiana
consumen un esfuerzo enorme. Los conflictos interiores agotan nuestros recursos.
Se pierde la paz. Nos quedamos tan inmersos en la resolución de esta guerra
interior que nos queda poca energía para hacer en el mundo algo más que ir
tirando. Y existen momentos en los que incluso ir tirando es difícil.
El problema no es que falte energía,
aunque nos sintamos cansados y fatigados. Tenemos la energía. El problema es que
ésta está fragmentada. Necesitamos claramente encontrar una base firme para
nuestro bienestar interior. La Paz Personal es esa base.
De modo que declaramos una tregua
interior. Nos permitimos momentáneamente retirarnos de la batalla encarnizada.
Nos tomamos un tiempo de sosiego. Somos conscientes de nuestras batallas y de
nuestro agotamiento
Esta conciencia nos sitúa en una
encrucijada decisiva. Uno de los caminos conduce de nuevo a la batalla. El otro
conduce al distanciamiento, a la liberación y a la paz interior.
El camino de la reflexión y la
meditación nos lleva a una nueva perspectiva. Nos damos cuenta de que nuestros
conflictos interiores no son eternos. Pero no debemos mantenernos distanciados
de nuestro deber de obrar. La energía que alimentó antes nuestra encarnizada
batalla interna puede ser utilizada ahora para vivir creativamente. Con la
práctica, nos volvemos centrados y serenos. Nuestra energía emocional y
espiritual se dispara entonces hasta las nubes. Y estamos preparados,
recargados, renovados para prestar servicio a nuestro mundo.
La paz personal engendra energía.
Nuestro incremento eficaz de energía física y espiritual es consecuencia de
nuestro descubrimiento de la paz interior. Y su empleo más efectivo significa
que tenemos menores probabilidades de derrochar sus preciosos recursos en
preocupaciones, lamentaciones, culpabilidades e indecisiones. Éste es un paso de
gigante hacia la paz interior al nivel espiritual más elevado.
Cuando avanzamos por el camino de la
paz interior ésta nos ayuda a convertirnos en verdaderos pacificadores; pero no
en el sentido habitual de resolver las contiendas de otras personas o de otros
pueblos. Por el contrario, nos convertimos en pacificadores cuando producimos la
serenidad en nuestras almas. Entonces nos llenamos de un poder positivo, de un
espíritu que nos carga de energía. Y cuando esa energía se utiliza para el bien,
aumenta. Satisfará todas nuestras necesidades, y fluirá para ayudar a
otros.
Creemos que la paz interior, que la
paz personal es la energía vibrante que puede curar al mundo, que puede producir
la paz entre las naciones. Creemos que la paz interior, la paz personal, puede
traer al mundo una armonía duradera.
En realidad, los actos sencillos
son las cosas que cambian nuestras vidas y nuestro mundo. La búsqueda consciente
de la paz es uno de ellos. Si nos tomamos en serio la búsqueda de la paz
interior nos convertiremos en libertadores.
Liberemos, renovemos.
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Bienvenidos aventureros digitales, en espacio de la gran red se encontraran con diversos temas y textos de interés, sobre todo relacionados con los temas de la vida y el esoterismo. Yo soy el que soy, Don Mario, su servidor. Estaré aquí para contestar sus preguntas, guiarlos por su camino y aconsejarlos en la vida.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
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