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sábado, 1 de septiembre de 2012

Píes de Buda

 
 
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Las características de la TBZS quedan representadas en su símbolo, que integra los siguientes elementos:
 
LOTO ROJO DE OCHO PÉTALOS
La flor de loto es uno de los símbolos más significativos del Budadharma. Ya en el Canon pâli el Buda es comparado con el loto por su integración y trascendencia de lo mundano y supramundano: “Bhikkhus, así como un loto azul, rojo o blanco nace en el agua y crece en el agua, pero se alza sobre el agua y permanece sin mancillarse por el agua, del mismo modo, el Tathâgata nació en el mundo y creció en el mundo, pero habiendo trascendido el mundo, mora sin ser mancillado por el mundo” (Samyutta Nikaya, III, 22, V). Dicho simbolismo genérico adquiere un significado más específico al representarse el loto de color rojo y con ocho pétalos, esto es, plenamente abierto. Ambos aspectos aparecen representados en el arte búdico primitivo como un símbolo homologable a la Rueda del Dharma (dharmacakra) de ocho radios. Así, la identidad pétalos-radios simboliza las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero, movimiento expansivo de la Dispensación del Dharma original a partir del Centro inmóvil. El color rojo simboliza la herencia de la Sabiduría Vital de Budas y Ancestros que se perpetúa de edad en edad.
 
PIES DEL BUDA
Las huellas de los pies del Buda (Buddhapadalaksana) con una Rueda del Dharma en su centro, es una de las 32 marcas características y exclusivas de un Tathâgata. En el Lakkhana Sutta del Digha Nikaya (III, 30), este símbolo señala el movimiento incesante del Dharma en sus aspectos de acogida, protección y apoyo de todos los miembros de la Sangha, tanto monásticos como seglares. Su color dorado señala otra marca característica del Buda, el color y lustre de su piel “que brilla como el oro” (suvarnavarna). La veneración a las huellas de los pies del Buda, originada ya durante la presencia terrena del Iluminado, se expandió por toda Asia, abarcando países de tradición Theravada y Mahayana . La orientación de los pies del Buda sigue otro criterio iconográfico tradicional: los dedos apuntan hacia abajo para representar que el Tathâgata se halla frente al devoto.

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